Los síntomas de la alergia a los ácaros del polvo pueden incluir congestión o goteo de la nariz con estornudos, picazón y lagrimeo de los ojos, tos, silbido al respirar y enrojecimiento de la piel. Como su dieta consiste en alimentarse de nuestras células muertas, ellos siempre están ansiosos de que vayamos a la cama, dado que donde más residen es precisamente en nuestros colchones.
Los ácaros de polvo se acumulan en alfombras, telas y muebles. Pero ellos prefieren las camas tibias, almohadas y frazadas donde ellos viven con una vasta cantidad de materia fecal. Como su dieta consiste de nuestras células muertas, ellos siempre están ansiosos de que vayamos a la cama. ¿Y cuantos saben que las células muertas son el 80% del polvo de la casa?
Los excrementos de los ácaros y los ácaros muertos son los factores desencadenantes más comunes de la alergia perenne y de los síntomas del asma. Los ácaros del polvo, que son los que se hallan en los entornos domésticos, se encuentran por toda la casa.
En las habitaciones los ácaros se alimentan de escamas de piel humana o animal. Se calcula que la sensibilización a los ácaros está entre el 10 y el 20 por ciento de la población general; son los responsables de la mayoría de los casos de alergias nasales y asma alérgica perenne. También tienen un papel importante en la dermatitis atópica.
Los ácaros son pequeños artrópodos microscópicos con un tamaño comprendido entre 0,25 y 0,35 micras. Tienen un ciclo de crecimiento (de huevo a adulto) de 25 días a 25º C. Para su crecimiento resulta óptimo a una temperatura de 20-30ºC y una humedad relativa de entre el 70-80 por ciento, siendo la humedad el factor más importante que determina el grado de infestación acarina.